La “rencilla” que comenzó con una multa y se agravó con amenazas

La Guardia Civil da “prácticamente” por concluida la investigación del crimen

27 jun 2017 / 12:03 H.

Por qué? Esa es la pregunta que todos se hacen en Valdepeñas desde el domingo, cuando Francisco Castro, conocido en el pueblo como “Paco el municipal”, disparó al menos siete veces contra Joaquín Torres, el dueño de la bocatería “Mis chiquitines”, y después se quitó la vida. ¿Qué pudo pasar entre ambos, dos hombres considerados por sus paisanos como “excelentes personas”, para este fatal desenlace? El teniente coronel jefe de la Comandacia, Luis Ortega, habló ayer de “una rencilla entre el policía local y algún miembro de esta familia”. No quiso dar más detalles. Muchos en Valdepeñas sabían que Francisco Castro y Joaquín Torres habían tenido algún que otro roce, originado por las multas de tráfico que el agente habría impuesto a uno de los repartidores de comida contratados por el hostelero.

Después, en la pasada Semana Santa, el policía denunció a un familiar del dueño de la bocatería por circular en dirección prohibida durante el paso de una procesión. A partir de ahí, la cosa se agravó. De hecho, el pasado 18 de mayo, la Guardia Civil llegó a detener por un delito de atentado al hijo mayor de Joaquín Torres. Presuntamente, este veinteañero siguió a “Paco el municipal” hasta un cortijo que tiene a las afueras del pueblo y allí, delante de su madre, lo amenazó de muerte y lo agredió. En este sentido, y como consecuencia de estos hechos, el agente estaba dado de baja por los golpes que recibió y la progenitora sufrió una crisis de ansiedad. Tras la correspondiente denuncia, el Instituto Armado procedió al arresto del hijo mayor del dueño de la bocatería. Tras ser puesto a disposición de la Justicia, un juez consideró que, como mucho, los hechos podrían ser constitutivos de un delito leve —no de atentado a la autoridad—, algo que molestó mucho a Francisco Castro. El juicio por esta supuesta agresión estaba previsto para el próximo día 5 de julio en el Juzgado de Instrucción número 3.

Con este caldo de cultivo, lo que los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Jaén tratan de determinar es si se produjo en los días previos al crimen algún desencadenante más. Algo que hiciera saltar esa “chispa” en la cabeza de “Paco el municipal” para presentarse en la bocatería y, sin mediar palabra, abrir fuego contra Joaquín Torres, al que alcanzó dos veces en el pecho. En el pueblo, se piensa que iba buscando al hijo, que en ese momento, se encontraba fuera de Valdepeñas. Por ello, los investigadores están tomando declaración a personas del entorno de ambos que pudieran aportar algún dato significativo.

El policía local, uno de los cuatro que trabajan en Valdepeñas, estuvo esa mañana con su hija en la capital, al parecer acompañándola en unas pruebas académicas. Comieron juntos, sin que nada en su comportamiento hiciera presagiar lo que vendría después. Y es que, alrededor de las tres y cuarto de la tarde, Francisco Castro acudió a la bocatería, ubicada en la céntrica Plaza de la Constitución y donde se estaba celebrando una comida de hermandad con unos 40 comensales sentados a la mesa. Como estaba de baja, estaba fuera de servicio y, de hecho, vestía de paisano. Ya llevaba dos pistolas encima, la reglamentaria y otra de uso particular para la que también tenía licencia. Los testigos presenciales aseguran que ni tan siquiera habló y que, de forma sorpresiva, comenzó a disparar contra Joaquín que, en ese momento, estaba sirviendo el primer plato. Efectuó, al menos, siete disparos antes de coger la otra arma y quitarse la vida. La Guardia Civil da “prácticamente por concluida” la investigación de este dramático caso que ha conmocionado a todo un pueblo.

Luto oficial en un pueblo “muy triste”
idcon=12824083;order=9

El Ayuntamiento de Valdepeñas decretó ayer dos días de luto oficial por la muerte de dos vecinos, después de que un policía local fuera de servicio disparara contra el dueño de una bocatería y, posteriormente, se quitara la vida. La medida se aprobó en un pleno extraordinario, en el que también se decretó que todas las banderas del municipio ondeen a media asta. Así lo confirmó la alcaldesa, Laura Nieto, en un mensaje publicado en las redes sociales del Ayuntamiento: “La sesión se ha celebrado con sumo estupor, indignación, dolor y preocupación. Lamentamos los hechos que han llenado de tristeza nuestro pueblo”. “Condenamos lo ocurrido y mostramos nuestra más enérgica repulsa. Por más que busquemos, difícilmente encontraremos una explicación (...). Unos hechos que han dejado a dos familias sumidas en la desolación”.

El funeral por Joaquín Torres se celebró ayer en la iglesia de Santiago Apóstol. Después, el dueño de la bocatería fue enterrado. Mientras tanto, Francisco Castro fue velado en un tanatorio de la capital, donde fue incinerado. A ambos se les practicó la autopsia por la mañana.