La madrugá del Gran Poder

El trono convierte al barrio de Peñamefécit en foco cofrade en el inicio de la madrugada

21 abr 2019 / 11:15 H.

La Madrugá. Noche en la que Jaén no duerme. Cúmulo de instantes impregnados de magia y sentimiento cofrade. Un sabor amargo, que emanaba de un Jueves Santo en el que el tiempo jugó al despiste, quedaba relegado a un segundo plano. En sustitución, vino la ilusión y nervios de una madrugá más larga de lo que acostumbraba ser. La puerta lateral de la Parroquia de Santa Cruz se abrió llegada la medianoche. La hermandad del Gran Poder daba por comenzada una noche gélida, pero no por ello menos susceptible de recibir vida de los tantos jiennenses que se dieron cita en el barrio de Peñamefécit. Joven hermandad de barrio que, por segundo año en su historia, salía a las calles de la capital del Santo Reino. Destacó el calor que recibió en una salida que hizo las primeras delicias de las tantas que suscitaría a lo largo de su caminar. Jesús del Gran Poder salía junto a su Madre, María Santísima del Dulce Nombre, a las calles atestadas de Jaén. El Nazareno imponente de Peñamefécit poco tardaría en recibir una petalada desde uno de los balcones aledaños a su sede canónica. Los vítores se hicieron con el remanso de paz que serían las calles del barrio a esas horas. No es para menos, el Gran Poder salía imperioso de Santa Cruz, camino de encontrar el Jaén alto.

Un cuarto de hora pasaba de las tres de la madrugada. Las hileras de hermanos penitentes, teñidos por el color verde del manto de María, se hicieron con una Bernabé Soriano que recibía por vez primera a una hermandad mediada la madrugada. Una bella estampa dejaba Jesús del Gran Poder, cuya túnica bordada en oro, confeccionada por el taller de Miguel Alcántara en Torredelcampo, ondeaba al tiempo de las chicotás en perfecta sincronización con los sones marteños de Monte Calvario. El paso de misterio, en cuyo canasto se hallan las tallas de los cuatro doctores de la Iglesia Española, acapararon las miradas que principalmente se posaban tras las vallas de Carrera Oficial. Muchos fueron quienes disfrutaron de la que sería la primera hermandad en pasar por Bernabé Soriano.

El Gran Poder dejó a su paso imágenes que perdurarán en el recuerdo de las memorias cofrades, en una madrugá que pareció ser eterna cuando comenzaba en la medianoche desde el corazón de Peñamefécit. Así, su segunda madrugá en las calles de Jaén, volvió a convertirse en un momento mágico no solo para la joven hermandad, sino también para todos los vecinos.