La guerra por el río Guadalbullón

Un turno para regar y más vigilancia intenta frenar la gran batalla por el agua

09 may 2018 / 08:27 H.

Pelear por un río no es algo nuevo. Solo hay que coger algún capítulo de la historia de España para ver que las batallas por conquistar este recurso natural se han repetido a lo largo de la historia. Los romanos, los árabes, en la Edad Media y hasta en la propia Guerra Civil no pararon de desarrollarse. Jaén fue tierra de frontera en la Reconquista cristiana frente al ejército árabe del Reino de Granada y el Guadalbullón fue clave en las campañas militares.

Ahora, en pleno siglo XXI, todavía se desarrollan. No son a golpe de espada o fúsil, pero las partes en conflicto usan todas las armas disponibles. Y, una vez más, el Guadalbullón es zona de conflicto. La campaña de riegos comienza en la Cuenca del Guadalquivir y ahora toca intentar poner orden en lo que, en otros años, ha sido un “descontrol” o, al menos, no ha sido satisfactorio para algunas de las partes, simplemente, porque en todas las batallas se cometen abusos. El río es riqueza y poder conquistar su agua es clave para muchas fincas que están cerca de su cauce y, también, para otras que no se encuentran lindando, pero que también toman agua.

La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir acaba de aprobar un desembalse de 1.100 hectómetros cúbicos para la campaña de riego. Además, indica que se incluye el río Guadalbullón, siempre que se respeten los aprovechamientos preexistentes y los caudales circulantes así lo permitan. En todo caso, se seguirán instrucciones que se dicten desde este Organismo de Cuenca teniendo en cuenta lo que establezca la Comisión de Seguimiento del Guadalbullón. Esto, sin duda, es una buena noticia, ya que la CHG establece que sean los propios jiennenses los que se sienten para regular los turnos de riego y el uso del agua que baja por el río más significativo de la capital. Por eso, todo el embrollo que luego se genera se intenta tratar con sutileza para que Jaén no pierda esta particularidad.

No obstante, la CHG dice con claridad que se puede coger agua siempre que el cauce lo permita. En cambio, durante el verano, suelen producirse denuncias de colectivos ecologistas y de la propia ciudadanía, que denuncian cauces muy bajos o, incluso, la presencia de peces muertos, algo que se podría achacar a una sobreexplotación, sobre todo, durante este periodo de sequía. Una vez más, la Mesa del Guadalbullón tiene que intentar regular esta situación. Hasta ahora, se han establecido unos turnos de riego que deberían funcionar bien. Precisamente, se trata de un asunto del que casi todo el mundo quiere pasar de puntillas, pero la realidad es que los turnos de riego se respetan siempre que los guardas y los responsables de la Confederación Hidrográfica están atentos al cauce. No obstante, cuando llegan festivos y fines de semana y se intuye una bajada de la vigilancia, algunos intentan tomar agua del cauce, pese a que no les toque, ya que el agua es riqueza y garantía de cosecha de aceituna para el próximo año. No quiere decir que todos los agricultores hagan esto, pero casos sí que se dan, lo que implica la bajada del cauce.

Por otro lado, la Mesa del Guadalbullón se afana por recalcar cuáles son los turnos de riego, pero, en ocasiones, hay quienes se “despistan” y toman agua cuando no les toca, lo que hace que el vecino o los agricultores que están más abajo del cauce no tengan la presión suficiente para abastecer sus árboles. Y, a veces, estos luego deciden coger agua, pese a que el turno lo tienen los otros, simplemente, porque no han podido regar de una forma correcta. Existe vigilancia, pero también quienes intentan “hacer la pirula” y saltársela. Ahora, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir vuelve a autorizar el uso del agua del Guadalbullón para regar, por lo que será clave hacerlo de una manera ordenada para mantener también la vida del río o, lo que es lo mismo, el ecosistema natural. Llegar a un tratado de paz y respetarlo será determinante.

Desembalse de 1.100 hectómetros cúbicos hasta el 30 de septiembre
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El pleno de la Comisión de Desembalse de la Demarcación Hidrográfica del Guadalquivir ha aprobado un desembalse de 1.100 hectómetros cúbicos para el riego de los cultivos del Sistema de Regulación General durante la presente campaña, que finalizará el próximo 30 de septiembre. Además, la CHG apela a la necesidad de hacer un buen uso del agua, recordando la crítica situación que atravesaban las reservas antes del mes de febrero, cuando empezaron las precipitaciones de manera intensa en la Península. De hecho, la dotación prevista en la última Comisión de Desembalse, celebrada el 26 de febrero, era de 600 hectómetros cúbicos, cantidad que casi se ha duplicado gracias fundamentalmente a dichas precipitaciones, que permitieron que el Sistema de Regulación General pasara en dos meses del 24,7%, en estado de emergencia, al 57,94, en estado de prealerta.

Con respecto a las dotaciones, se ha aprobado en la cabecera de las grandes zonas regables, o en el punto de captación de las concesiones individuales, un límite de 5.000 metros cúbicos por hectárea, o el máximo establecido en la concesión. El volumen a desembalsar y las dotaciones consideradas se comenzarán a contabilizar desde el pasado 1 de mayo. La campaña de riego se cerrará el día 30 de septiembre. No obstante, el Servicio de Explotación desarrollará un seguimiento de la evolución de los recursos almacenados a lo largo de la campaña, de forma que, si procediera, se lo comunicaría al Comité Permanente de esta Comisión de Desembalse para que estudie la posibilidad de incrementar la dotación asignada.

Contactos para dar electricidad a la balsa del Cadimo

La Administración General del Estado continúa en conversaciones con Endesa para dar suministro de agua a la estación de bombeo de la balsa del Cadimo. Hasta que no se solvente este cuestión, las instalaciones, con capacidad para 19,75 hectómetros cúbicos de agua, no sirven para nada, es decir, nada almacenan y, por lo tanto, no sirven para garantizar el regadío, que es para lo que se construyeron, tras una inversión de 60 millones de euros. La balsa, que tiene la misma capacidad que algunos pantanos de la provincia, es la mayor obra hidráulica ejecutada en Andalucía, al igual que la presa de Siles. Esta última tampoco se aprovecha, porque no hay canalizaciones para el riego.

La Junta cree que la nueva PAC hará un recorte del 16%

El Gobierno andaluz expresa su rotundo rechazo al “recorte del 16%” que propone la Comisión Europea (CE) a los fondos de la futura Política Agrícola Común (PAC) para el periodo 2021-2027, porque sería nefasto para el campo andaluz, y pide al Ejecutivo nacional que no lo acepte. El consejero andaluz de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, Rodrigo Sánchez Haro, presentó al Consejo de Gobierno un informe al respecto, donde se cifra la reducción que Bruselas ha puesto sobre la mesa en un 16% en términos reales, desglosada en un 12% para fondos Feaga, que financian las ayudas directas y mercados, y más del 26% para los Feader, dedicados al desarrollo rural. Dice que la propuesta pone en peligro el medio rural de Andalucía.