La Comandancia nunca se para

El Centro Operativo coordina a las patrullas para atender todos los avisos

21 feb 2019 / 11:52 H.

Hay una sala en la Comandancia de la Guardia Civil de Jaén donde los ordenadores no se apagan y los teléfonos jamás se desconectan. Están operativos a cualquier hora y en cualquier día del año. Una veintena de agentes trabaja por turnos en el Centro Operativo Complejo que integra el Centro Operativo de Servicios (COS) para la seguridad ciudadana y el Centro Operativo de Tráfico (COTA) para los accidentes. Es el “Gran Hermano” que todo lo sabe, el “embudo” que filtra las llamadas y el “cerebro” que dirige a las patrullas para atender todas las incidencias que acaecen en la provincia 24 horas al día y los 365 días del año.

Aquí se reciben todas los avisos del 062 o los que son derivados por el 112, es decir, las emergencias. Todo ciudadano que tiene un problema o percibe una situación en la que se necesita ayuda inmediata llama aquí. No es fácil gestionar todo ese aluvión y, sobre todo, darle respuesta: “Nuestro trabajo es resolver el problema del ciudadano”, resume el sargento José Manuel Gordo, al frente del Centro Operativo Complejo en la madrugada del sábado 9 de febrero, cuando se hizo este reportaje sobre el turno de noche de la Guardia Civil de Jaén.

Pasan unos minutos de la una de la mañana y salta una alerta del 112. Viene de una ciudadana de Torredonjimeno. Resulta ser una falsa alarma, porque la usuaria ha pulsado por error el botón de la teleasistencia. Los agentes del COC ya estaban preparados para gestionar una posible emergencia. Todos son guardias civiles que destacan por su experiencia. Deben ser eficaces e intuitivos en la toma de decisiones a la hora de valorar la relevancia de la llamada para derivar a las patrullas existentes ante un suceso imprevisto. Una importante responsabilidad de la que son conscientes, tal y como reconoce el sargento José Manuel Gordo.

Francisco José Rubio y Jesús Coca forman parte de una de las dotaciones que están en la calle. Pertenecen a la Compañía de Jaén y realizan labores de seguridad ciudadana en el área metropolitana de la capital. Han empezado su turno a las diez de la noche y no han tardado mucho en recibir el primer aviso. Varios vecinos de Torredelcampo han alertado al 112 de que un vehículo está realizando maniobras peligrosas por las calles del pueblo. Los miembros del COC les comunican la incidencia y los activan para tratar de localizar al conductor, ya que supone un “peligro”. “Es un servicio prioritario”, explican desde la Comandancia. Los guardias Rubio y Coca, que están en Jaén, se desplazan con rapidez hasta el municipio torrecampeño. No tardan mucho en toparse con el sospechoso, ya que los testigos habían aportado algunos detalles sobre la marca, el modelo y el color del coche. Con la ayuda de la Policía Local, le realizan las pruebas de alcoholemia: da positivo. Se le imputa un delito contra la seguridad del tráfico, por el que será puesto a disposición del juzgado de guardia y se inmoviliza el vehículo. Los agentes de la Policía Local se quedan tramitando las diligencias, con la situación controlada, mientras que la patrulla de la Guardia Civil recibe por radio otra aviso del COC.

En otra punta de la provincia, en la carretera JH-5045, que une Baños de la Encina con el paraje de Los Escoriales, agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil tienen un punto de verificación de control. Los guardias Marcos y Jesús, compañeros desde hace más de una década y grandes conocedores de esa zona, saben que por la vía en la que se han apostado es paso obligado para entrar y salir de la sierra. Es sábado, el día que muchos furtivos eligen para echarse al monte, porque piensan que puede haber menos vigilancia. Sin embargo, no es así: “Siempre estamos operativos”, afirma Marcos, quien tiene claro que su presencia sirve como efecto disuasorio para aquellos que quieren cazar de forma ilegal.

Esa misma tarde, la patrulla ha participado en las labores de inspección de una montería de caza mayor, realizada en una de las fincas junto al río Jándula, en plena Sierra Morena. De regreso a su cuartel, establecen el control en la sinuosa carretera que atraviesa el monte. Tienen la ubicación bien estudiada, en un punto desde el que pueden ver, a distancia y sin ser vistos, los faros de los coches que se acercan por uno y otro lado. Están en silencio, con las luces apagadas. Es importante ser sigilosos y discretos, porque los furtivos tienen muchas posibilidades de escape. A lo lejos, la patrulla ve un coche que se mueve y que proviene de Baños de la Encina. Cuando está a menos de veinte metros, Marcos saca la linterna y le da el alto. Conduce un hombre, acompañado de una mujer en el asiento del copiloto y dos niños pequeños en la parte trasera. Van a pasar la noche con unos amigos a una casa de campo. “Puede seguir. Buenas noches”, le indica Jesús. Esa noche, ni rastro de furtivos en el paraje de “Los Escoriales”. Es hora de irse a casa.

Mientras tanto, la patrulla de Seguridad Ciudadana sale de Torredelcampo. El COC los ha avisado de que ha saltado una alarma de seguridad en un chalé del Puente Tablas, que es demarcación de la Guardia Civil. Los guardias Rubio y Coca llegan a la casa apenas quince minutos después. No hay nada sospechoso en los alrededores. La calle está solitaria. No obstante, hay que verificar. Uno de los agentes se sube a la valla que protege la vivienda para echar un vistazo, mientras su compañero alumbra con la linterna: “Falsa alarma. Todo está bien”, le comunica la patrulla al COC. Ya que están por allí, realizan una batida de reconocimiento, a la espera de que vuelvan a ser activados por el “cerebro” de la Comandancia. “Esto es nuestro trabajo, resolver los problemas de la gente”, dice Jesús Coca, cuando su turno está a punto de terminar. Otra patrulla les da el relevo. La Guardia Civil no se para.

La Comandancia tiene “oídos” en todos lados
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“Aquí no hay más secreto que echarle muchas horas”, dice Antonio, uno de los guardias civiles del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Comandancia de Jaén que pasa la noche del sábado con el pinganillo puesto. Junto a su compañero José, trabaja en el Sistema de Interceptación Legal de las Telecomunicaciones (conocido por sus siglas Sitel) que permite a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad intervenir bajo control judicial miles de llamadas y mensajes de sospechosos, y obtener información en el acto sobre quién realiza la llamada y quién la recibe, el contenido de la conversación, los mensajes de texto, dónde están quienes hablan... “Aquí no nos aburrimos”, bromean cuando se le pregunta cómo pasan las horas. Todo el material queda registrado automáticamente en un disco duro, que posteriormente manda su contenido al juez que autorizó el pinchazo telefónico en un CD para utilizarlo como prueba. “Normalmente, nos adecuamos a la vida que llevan los investigados. Si ellos están de madrugada, nosotros también”, afirma Antonio, mientras se ajusta los auriculares, a la espera de que el “malo” de esta noche vuelva a hacer uso del teléfono.

El servicio a una amplia demarcación datos. La Comandancia está compuesta, actualmente, por 1.318 componentes en plantilla, repartidos en 67. Cuenta con un parque móvil de más de 300 vehículos, que recorren más de dos millones de vehículo al año —casi dos vueltas al mundo—. Cada año, la Guardia Civil de Jaén atiende casi 160.000 incidencias de seguridad ciudadana, con una media de casi 450 actuaciones diarias en aspectos tan diversos como delitos contra la propiedad, identificaciones de personas y vehículos, normativas de aguas, caza, residuos y vertidos, auxilios, malos tratos en el ámbito familiar, actas por consumo o posesión de drogas, controles antiterroristas o traslados de presos.