La cocaína y los porros, “de moda” al volante

Dos víctimas de accidentes de tráfico se “cuelan” en un control de la Guardia Civil para recordar a los conductores que un coche puede ser también “una máquina de matar”

09 jun 2017 / 11:24 H.

El capitán Francisco Jiménez Miranda aclara que, desde hace 13 años, está a “pie de obra” en el Subsector de Tráfico de la Guardia Civil de Jaén. Son, ciertamente, casi tres lustros en el asfalto y, como en el final del clásico del cine de ciencia ficción Blade Runner, puede afirmar: “He visto cosas que no creeríais”. “Se me ha dado el caso de abrirle la puerta a un conductor y que se cayera del asiento y de encontrarme con una persona que no sabía que iba en dirección contraria”, relata. Como experto en detectar borracheras al volante, considera que cada vez son más los que cumplen aquello de “si bebes no conduzcas” y que la “nueva moda” es consumir otras drogas.

“Cuando estás en un control, normalmente, se les ve venir. Están más agresivos y hacen disparates”, resume, aunque no esconde su preocupación sobre los “peores”, aquellos que son capaces de disimular que, horas antes de hacer un viaje, incluso cuando llevan a sus hijos, se metieron una raya de cocaína o fumar cannabis.

La percepción del bregado guardia en la carretera reafirma la preocupación oficial, que expresa el jefe provincial de la Dirección General de Tráfico (DGT) en Jaén, Juan Diego Ramírez. De los 67.000 controles de alcoholemia realizados en 2016, apostilla, solo en un 1% el resultado fue positivo. Frente a esta “buena noticia”, en las 700 pruebas para detectar consumo de estupefacientes, el porcentaje es de 25 por cada cien, un asunto peliagudo. “Jaén está en la media nacional”, precisa Ramírez que, para que no se olvide, recuerda que las drogas y el alcohol están detrás de un tercio de las víctimas en las carreteras.

Hay un problema, una especie de “sabiduría popular” que hace pensar que es mejor esnifar coca que beberse tres cubatas e, incluso, circulan mitos que sirven de sostén a la idea de que liarse un porro antes de un trayecto relaja. Así reflexionan el capitán de Tráfico y el jefe de la DGT que se esfuerzan en acabar con creencias, como que, a ciertas horas, como los cambios de turno de agentes, en las que la Benemérita suspende la búsqueda de los infractores al volante. “Estamos 24 horas al día”, precisa Miranda, convencido, como el responsable provincial la DGT, de que hay que hacer más campañas para informar y “pescar” a aquellos que se colocan antes de un desplazamiento. Con ese espíritu, ayer, se montó un control preventivo en el kilómetro 34 de la Autovía A-44, sentido Bailén. La sorpresa que se llevaron los ciudadanos a los que se les dio el alto fue la presencia de dos invitados. Carlos Linares y Fernando Cañada, de la Asociación de Lesionados Medulares y Grandes Discapacitados de Jaén (Aspaym). A ninguno de los dos la obligación de ir en silla de ruedas de por vida les llegó por consumir estupefacientes cuando conducían, pero ambos precisan que son víctimas de imprudencias. Linares, presidente del colectivo, aclara que corrió más de la cuenta. A Cañada, tesorero de la entidad, la vida se le volvió del revés tras quedarse dormido cuando conducía. Aunque la discapacidad les hace moverse siempre sentados, a menor altura que alguien que camina, su discurso, convertidos en ejemplo vivo de que hay que tener cuidado al conducir, les hace elevarse sobre los que los escuchan.

“no cambies de ruedas”. Hasta en un centenar de ocasiones entregaron los folletos que tenían previsto repartir. “No corras. No bebas. No cambies de ruedas”, una rima fácil, destinada a recordar que, en España, hay unas 19.000 personas parapléjicas o tetrapléjicas tras estrellarse con su coche o moto. “Creo, sinceramente, que hay pocos controles, pocos radares y pocos helicópteros Pegasus en la provincia de Jaén. Serían necesarios muchos más, porque creo que son muchas las barbaridades que se hacen”, argumentó. “El coche puede ser una máquina de matar”, reflexiona su compañero, una frase algo manida que, en su boca, recobra plena actualidad y lleva a una reflexión instantánea. “Muchos de los que hemos parado habrán pensado que les hemos soltado un rollo, que les hemos hecho perder el tiempo, pero con que solo una persona se lo piense antes de beber, drogarse o ir a una velocidad excesiva, nos quedamos tranquilos”, resume Carlos Linares sobre su experiencia en la carretera, como “ayudante” de los guardias civiles de Tráfico. En el control de ayer, de 258 pruebas, solo se detectó un positivo por alcoholemia, eso sí, se desarrolló de nueve a once de la mañana.

en 2004 . “era chófer de un trailer y me dormí en uno de los portes”

“Era chófer, conducía un trailer y, normalmente, daba portes de noche. Salí disparado de la cabina al tener el accidente y me quedé tirado en el suelo”. Así es la historia de cómo llegó el tosiriano Fernando Cañada a una silla de ruedas. “Todos sabemos lo que hay que hacer, pero a veces no lo hacemos cuando vamos en el coche”, reflexiona el tesorero de la Asociación de Lesionados Medulares y Grandes Discapacitados de Jaén (Aspaym) que, para resumir cómo se embarcó en el proyecto de echar a andar este colectivo, resume: “Carlos nos lió a unos pocos y aquí estamos”. De hecho, su afán por llamar la atención sobre la necesidad de extremar las precauciones al volante le lleva a trabajar como voluntario, desde hace años, en acciones similares a la que protagonizó ayer, al participar en un control de la Guardia Civil de Tráfico. “Creo que estas cosas sí sirven”, opina.

en 2007 . “volé doce metros y caí contra una piedra”

No titubea al recordar que su accidente fue el 1 de mayo de 2007. Se llama Carlos Linares y es de Jaén. “Soy motero y me salí de la carretera que va de Cambil a Huelma. Fue por esquivar a un cachorro, pero iba a más velocidad de la cuenta. La moto se me quedó encajada en una zanja y yo volé unos doce metros, hasta que caí contra una piedra. Si no hubiera llevado el casco puesto no lo cuento, tiene un agujero enorme en el lugar del golpe”, detalla. “No siento nada del pecho para abajo, me puedes pegar o pegarme fuego, que no me entero”, aclara con un buen humor que debería de ser ejemplo para muchos que pueden moverse con soltura. Su forma de ser, en lugar de llevarle a esconderse, le hizo decidir que iba a contar lo que le había sucedido para evitar que haya más gente que se vea, de repente, convertido en un discapacitado por sufrir un accidente. El “más allá” llegó cuando, a finales del año pasado, constituyó la asociación Aspaym en Jaén.