Llegan los primeros contratos de trabajo

Tres auxiliados logran empleos gracias a convenios laborales

18 abr 2016 / 13:12 H.

La asociación Jaén Solidario ayuda a veintiséis hogares en riesgo de exclusión social. Lo hace con el apoyo del Banco de Alimentos, de empresas colaboradoras y de donaciones particulares. El trabajo, que empezó en el año 2013, ha mejorado —y humanizado—la situación de familias en condiciones precarias. No obstante, el colectivo precisa más financiación para respaldar a los jiennenses que están incluidos en su programa y a quienes siguen en lista de espera, en torno a quince casos. Buena parte de la cobertura está destinada, sobre todo, a menores y gente de edad avanzada. El respaldo económico que sustenta a “Jaén Solidario” es privado.

Julia Molina, presidenta de la asociación, explica a Diario JAÉN los dos principales canales de asistencia a los auxiliados: la tarjeta recargable de cincuenta euros y el cáterin social. El primero da cobertura a diez ciudadanos. La naturaleza del tipo de ayuda está al servicio de la idea que defiende “Jaén Solidario”: dignificar la pobreza, es decir, que la persona sin recursos no cargue con estigmas.

“Las familias que nos llegan deben cumplir unos requisitos”, señala Molina. Los casos que trabaja el colectivo son derivados por el Patronato de Asuntos Sociales, que se encarga de hacer una relación. Como en cualquier programa de cobertura a gente en contextos complejos, discriminar es muy delicado. Por eso es tan importante el trabajo de “filtro” de la Administración local. “Los centros de servicios sociales conocen cómo están familias que nos derivan. En cuatro años, todo ha ido bien”, agrega. Los usuarios de la tarjeta recargable reciben una que es, a simple vista, como cualquier otra, con un nombre inscrito, “Obra Social la Caixa”. “Es importante que los ayudados tengan la autonomía de ir a comprar a los supermercados como lo haría un vecino con recursos”, subraya.

La cantidad que tienen los usuarios es, en la mayoría de los casos, de cincuenta euros. La periodicidad de los recargos oscila en función de las peculiaridades de cada familia asistida. “Por ejemplo, un hogar con nueve miembros no puede recibir lo mismo, por cuestiones lógicas, que alguien que vive solo. La primera situación requiere más ayuda”, apunta. El proyecto dura medio año. En ese tiempo, la cobertura no se limita al aspecto alimentario y al monetario. El apoyo social y psicológico es igual de necesario. “Tenemos reuniones con las familias. A veces son llamadas telefónicas para saber cómo están. Hago, además, entrevistas en persona”, añade.

equipo. Trabajadores sociales y psicólogos cooperan sin cobrar. “Jaén Solidario” asiste, en la actualidad, a treinta menores. El reto es conseguir más fondos privados para garantizar estabilidad al proyecto y, en consecuencia, a personas en riesgo de exclusión. Para colaborar con la asociación hay que rellenar un documento que está disponible en la web y en el “perfil” de Facebook homónimos. El cáterin social proporciona desayuno, almuerzo, merienda y cena a dieciséis ciudadanos, que comen en sus casas.

“Llevamos cuatro años. No paramos de trabajar. Mucha gente está con nosotros. Pero con más fondos podríamos mantener el comedor sin la Junta”, agrega. Cualquier aportación suma.

La estructura de apoyo a las veintiséis familias asistidas por “Jaén Solidario” funciona. No obstante, el colectivo sabe que el reto para cambiar la suerte de los auxiliados es el trabajo. Abril trajo buenas noticias: tres personas lograron empleo. Las “altas” fueron en una residencia de ancianos, una cadena de supermercados y un restaurante.

Julia Molina explica que son contrataciones temporales, circunstancia que no evita la felicidad para los afortunados, pues ahora disfrutan de más autonomía. “Como nuestro objetivo es conseguir la normalidad y la dignidad de las personas que ayudamos en sus casas, el empleo lo hace más fácil”, explica. “Jaén Solidario” firmó, recientemente, un convenio con la Asociación por el Empleo y la Integración Social (Aseis Lagarto), una entidad financiada por la Caixa.

Las colaboraciones de empresas dan “músculo” a la asociación en aras de ese gran objetivo: la incorporación al mercado. “Es lo más complejo”, remarca.

Ana Belén Sutil Muñoz tiene treinta y cuatro años. Es una de las personas que el colectivo arropa con el programa de la tarjeta recargable. “Me enteré de la existencia de ‘Jaén Solidario’ a través de una vecina. Gracias a ella conocí a la presidenta, Julia Moreno”, explica a Diario JAÉN.

Sutil aún no ha podido conseguir un empleo. Tiene un bebé de casi dos años. Su pareja está, como ella, en paro. “Necesitamos unos ingresos periódicos”, dice. Molina confía en que la suerte de los usuarios de los proyectos cambie con la implicación de los colaboradores: Multiópticas Lucena, las clínicas dentales Saiz-Pardo, Patricio López Mudarra, Pulidental, Desarrollo Humano Psicología y Jacobo Reyes Martos, un gabinete de abogados y dos voluntarias que dan clases de refuerzo a cinco niños de las familias. “También cooperan Clínica Fisioterapia Antonio Oya y Clínica Salud y Bienestar”, añade Molina. Los proveedores que colaboran “desinteresadamente” con el cáterin son: Patatas Erku, Supermercado Pepe, Horno del Puente Tablas, Carnicería Antonio José Gómez, Comercial El Gourmet-Maite y Manolo y Panificadora Virgen de las Nieves de Pegalajar. Asociaciones de vecinos y ampas jiennenses, entre otros colectivos, también son “cómplices” de “Jaén Solidario”.

“Estoy muy agradecido por el apoyo continuo”

Juan Alberto Martínez, jiennense de treinta y cinco años, tiene un brazo lastimado que le impide trabajar. Es padre de tres hijos, todos menores de edad, y marido de Guadalupe Moreno, volcada en el hogar, pero sin ingresos estables.

Martínez encontró carteles de “Jaén Solidario” en la calle. Fue así como supo de la existencia de la asociación presidida por Julia Molina. “Una amiga me comentó que había visto anuncios del colectivo. Hablaban de ayuda para la comida”, explica. El jiennense habló con Molina para interesarse sobre el asunto, dado que en su casa solo entran cuatrocientos veintiséis euros, una ayuda insuficiente para un hogar de cinco personas. Después de la entrevista y toma de contacto con “Jaén Solidario”, Juan Alberto Martínez pasó el proceso de selección que realiza el Patronato de Asuntos Sociales del Ayuntamiento. Fue así como se convirtió, junto con su mujer y sus tres hijos, en parte del cáterin social. “Nos seleccionaron a mediados de diciembre del año pasado. Tendremos el apoyo hasta junio”, manifiesta.

La cobertura es triple, las comidas del día: desayuno, almuerzo y cena. “Así tenemos tiempo para buscar trabajo, que es lo que nos sacaría de esta situación”, razona. El problema para Martínez es su lesión en el brazo. Ha sido operado en varios ocasiones. “Llevo dos años sin trabajo. Antes era jornalero y, más o menos, salía del paso. Con poco más de cuatrocientos euros solo cubrimos los gastos comunes. Por eso es tan importante el respaldo alimentario: nos dan lentejas, legumbres, aceite de oliva, galletas, harina, fruta y yogures, entre otros productos”, resume. “El mejor comedor social es el de nuestras casas”, reza el eslogan de “Jaén Solidario”. “Estamos muy agradecidos con el esfuerzo continuo de la asociación”, concluye.

“La cercanía es básica para atender a la gente”

María Gómez es voluntaria en el cáterin social de “Jaén Solidario”. “Colaboro los viernes. También ayuda mi marido, Joaquín Quesada, que es secretario de la asociación”, cuenta ella a Diario JAÉN.

Ambos son de Pegalajar. Se desplazan a la capital jiennense para cooperar con el proyecto. Atienden a las personas que se llevan la comida y, también, colaboran con el asunto de las tarjetas recargables. “Nuestro proyecto empezó así, con la ayuda para comer. Después, gracias a la Junta de Andalucía, habilitamos el cáterin”, manifiesta.

Entiende Gómez que el modo de realizar la cobertura es fundamental para que los auxiliados se reinserten poco a poco y su vulnerabilidad no quede tan expuesta. “Considero que es muy digno que la gente que se beneficia del proyecto haga sus compras en los mercados y se lleven la comida a sus casas para estar con sus familias”, apunta la voluntaria, encantada de participar en un colectivo que trabaja en pro de los más necesitados desde el año 2013. Cuenta que, pese a las situaciones difíciles que ha conocido, es gratificante “el trato cercano” y la familiaridad que hay entre voluntarios y las personas asistidas. “Ellos nos dicen, con confianza, que es lo que más falta les hace. Tenemos un gran cocinero, Juan Ballesteros, y un ayudante estupenda, Antonio Hernández. Ambos atienden diariamente a todo el mundo con mucho cariño”, agrega Gómez. El comedor de Belén y San Roque también hace sus aportaciones.

La voluntaria recuerda con emoción a José Ángel Álvarez, quien fuera presidente de “Jaén Solidario” hasta su inesperado fallecimiento. “Estoy convencida de que vela por nosotros desde el Cielo. Y seguro que está orgulloso del trabajo que hacemos”, sentencia.