Jaén se “blinda” en silencio ante la amenaza yihadista

Un protocolo fija “zonas de alto riesgo” y envía datos de los últimos atentados

04 ago 2016 / 13:30 H.

Se hace sin que se note. Aquí el silencio vale mucho. Se usa para no asustar a la ciudadanía. También para borrar las pistas al enemigo e intentar jugar “con blancas” —en el ajedrez mueven primero, por lo que suelen llevar ventaja—. Jaén, al igual que el resto de España, es una ciudad “blindada” ante la amenaza terrorista. El Ministerio del Interior fijó, el 26 de junio de 2016, el nivel 4 de alerta, que quiere decir que existe un riesgo muy alto de que se produzca un “ataque”. Por encima, solo está el 5, que se traduce como “atentado inminente”. El Gobierno de España desarrolló el Plan de Prevención y Protección Antiterrorista, que se aplica “a rajatabla” en la capital y en la provincia.

Exige a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que elaboren un listado de objetivos terroristas, que serían instalaciones, redes, sistemas y equipos físicos que afectarían al funcionamiento de los servicios esenciales para las personas. Y, también, centros y organismos oficiales y zonas en las que un ataque constituiría un daño importante. A la hora de evaluar su importancia, los espacios clave son los que un atentado generaría muchas muertes o heridos —priman todos los demás— o suponga una vulneración de derechos fundamentales.

Con estas premisas, el listado está hecho. Centros comerciales y lugares en los que se concentran muchos jiennenses —romerías, ferias o conciertos— son objetivo prioritario. Después están las estaciones de transporte público, subestaciones eléctricas, edificios y antenas de telefonía, inmuebles emblemáticos y, prácticamente, todos los edificios administrativos o en los que existe presencia de Policía Local, Nacional o de la Guardia Civil. A partir de ahí solo hay que ponerles nombres propio, como la Catedral, las estaciones de la Plaza de la Libertad y de Jaén por la Paz, la Comisaría, las sedes judiciales, la Comandancia, los dos grandes centros comerciales de la capital, calles emblemáticas del casco urbano y ferias, como San Lucas en Jaén, San Agustín en Linares o romerías, como la de la Virgen de la Cabeza de Andújar, en la que ya se notó un impresionante dispositivo de seguridad.

El Servicio de Emergencias 112 confirma que existe un protocolo definido conforme al nivel de alerta, pero hasta ahí puede revelar. Por otro lado, la Comisaría de la Policía Nacional indican que cuentan con un listado de puntos clave —no los dice— que se vigilan tal y como marca el protocolo. Lo hacen con agentes uniformados y, sobre todo, de paisano. De hecho, la Brigada de Información de la Comisaría cobra un protagonismo impresionante en todo este dispositivo. Está compuesta por policías que, generalmente, trabajan de paisano, por lo que su labor resulta determinante en este escenario de prevención ante el riesgo inminente.

Más información en la edición impresa de Diario JAÉN.

Hemeroteca: La Policía siguió al islamista de Palma en Jaén
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Ya es “agua pasada”. Por eso, existe menos celo —aún hay bastante— a la hora de revelar datos. El pasado 19 de abril, la Policía Nacional detuvo en Palma de Mallorca a Mohamed Harrak, que prestó declaración e ingresó en prisión. Se le acusó de planear un atentado en España y de captar seguidores para el Daesh, con la intención de combatir en Irak y Siria. Sin embargo, este presunto yihadista pasó unos meses en Jabalquinto, donde convivía con una mujer que actualmente se trata de su expareja. Según pudo saber Diario JAÉN, los servicios de inteligencia y la Policía lo tuvieron siempre localizado mientras que se movió por la provincia porque su llegada se calificó como una persona de alto riesgo. Ya se sospechaba que tenía vínculos con el yihadismo.

En Jaén tenía una “sombra” que estaba muy cerca de él y sabía todos sus movimientos. Asimismo, un juzgado autorizó que se le “pinchara” el teléfono el pasado 13 de noviembre para escuchar sus conversaciones. Fue el día de los atentados de París. También se controlaron sus perfiles de redes sociales. Sorprendía que, cuando salía de Jaén, lo hacía para desarrollar partidas de “guerra” con “Airsoft”, un juego en el que se disparan bolas de pintura.