Indignación por los ataques vandálicos en la Catedral

Asociaciones culturales, partidos políticos y el Obispado piden que se instalen cámaras para evitar agresiones

28 dic 2016 / 12:06 H.

Veinticuatro horas después del atentado contra el patrimonio local que sufrió la Catedral, en su fachada este apenas se distinguían los trazados de spray negro de los que alguien se había servido para garabatear, en su porosa piedra de más de quinientos años de antigüedad, frases “ininteligibles” y alguna grosería. La Concejalía de Mantenimiento Urbano se aprestó a eliminarlas. Pero la indignación no se borra tan fácilmente. “Es una vergüenza. Algo inconcebible. Una muestra de lo poco que valoramos un patrimonio otras ciudades estarían deseosas de tener y de la falta de civismo tan absoluto que hay. Se ha cometido un atentado contra el patrimonio”, denunció el deán de la Catedral y vicario general del Obispado, Francisco Juan Martínez.

Esta fachada, con su emblemático friso gótico, es una de las más antiguas y las características de la piedra que se empleó en la construcción son distintas. “Aunque, originariamente, venía de la misma cantera, no se trajo de la misma zona y es una piedra más porosa”, explicó Martínez, que, varias horas antes de que la Concejalía procediera a la limpieza de las pintadas, aventuraba: “Esto o bien se cubre con una pintura muy parecida al color de la piedra o hay que recurrir a un tratamiento abrasivo”. La primera solución fue por la que se decantó el Ayuntamiento, “hace 6 o 7 años” —recordó el deán—, para eliminar otras pintadas que, sin embargo, aún son visibles. Y resumió, como fórmula para evitar futuros atentados contra el patrimonio local: “Esto se soluciona instalando cámaras, para que caiga el peso de la Ley de forma contundente sobre quien haya cometido esto y, en caso de que se pueda individualizar la responsabilidad, tenga un correctivo que haga pensar a otros enemigos del patrimonio antes de hacerlo”. Precisamente, en el mandato que compartieron el PSOE e IU, estuvo prevista la instalación de una cámara —apunta Martínez— en el callejón de Valparaíso (también conocido como de La Mona), al que da la fachada este. “Hasta nos pidieron permiso a la Catedral, pero, al final, solo se pusieron cámaras para controlar el tráfico en la calle Campanas y en la Carrera de Jesús”.

La edil del PSOE, María del Mar Shaw, se mostró especialmente molesta. Estaba al frente de la Concejalía de Turismo, Comercio y Emprendimiento cuando se proyectó la adecuación del entorno de la Catedral y la instalación de cámaras para limitar el tráfico por la zona, y sentenció: “Lo que han hecho es un delito contra el patrimonio y esas cámaras podrían servir para prevenir y sancionar, si se hubiera contado con la grabación”. En su opinión, existe una “desapego” de la ciudadanía respecto a la Catedral y a su riqueza patrimonial, y culpa de ello al Ayuntamiento, por el “abandono total y absoluto” en el que —censura— ha sumido al casco histórico y a la seo. “Cuando, en su momento, se arregló la calle Almenas y se peatonalizó, la gente empezó a descubrir esa fachada [este], que es la más antigua de la Catedral, pero, ahora mismo, no hay ningún proyecto”. Lamentó que, sobre la solería de granito de la Plaza de Santa María, se hayan presentado autobuses urbanos (ocurrió en 2012) y que se haya utilizado hasta como escenario de un concurso de albañilería, cuando defiende: “Está hecha para agrandar acontecimientos”. Y concluyó: “Como no hay proyecto, ni cuidado, ni cariño este es el resultado”.

Junto a “alguna campaña de concienciación”, también consideró que “no estaría demás instalar cámaras” el presidente de la asociación cultural Iuventa, Rafael Cámara. No obstante, puso el acento en la denuncia ciudadana: “Es un bien de todos y todos, en la medida en que podamos, debemos tratar de colaborar en la denuncia de las personas que dañan monumentos de primer orden, aunque sea de manera anónima, si tienen pruebas”.

Los ataques contra el patrimonio histórico y natural se han convertido en una constante denunciada por colectivos culturales, vecinales y ecologistas, por los propios artistas y también por la Concejalía de Mantenimiento Urbano, que, hace escasos meses, tuvo que limpiar pintadas en la ermita del Cristo del Arroz. Junto con estas agresiones, los mismos colectivos censuran el abandono al que la propia Administración ha condenado a algunos edificios calificados como Bienes de Interés Cultural (BIC), como la iglesia de San Miguel u Otíñar. Y, así —como dice el refrán—, entre unos y otros, la casa sin barrer.

pintadas constitutivas de delito

En diciembre de 2009, el Fiscal Superior de Andalucía, Jesús García Calderón, publicó un decreto instando a las fiscalías de las ocho provincias y a las autoridades competentes a coordinarse para denunciar, perseguir y registrar estadísticamente los grafitis en monumentos o edificaciones BIC o que cuentan con protección provisional. Advertía de que pueden ser constitutivos de posibles delitos castigados con penas de prisión de hasta 3 años.

limpieza de tejados y desagües
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Dentro de sus posibilidades, el Obispado ha acometido, recientemente, una limpieza “a fondo” de los tejados de la Catedral y de los canales de desagüe, sustituyendo algunos sumideros que, según el vicario general, “estaban muy dañados”. Los trabajos han durado “casi un mes”. La esperanza está puesta en que el Estado reserve otra partida para la techumbre en sus Presupuestos Generales (PGE).