Linares roza la tragedia

Una racha de viento derriba la techumbre del histórico edificio de Santiago y causa un herido

12 mar 2018 / 08:49 H.

Al cielo, que es el que lo derrumbó, hay que darle gracias por obrar el milagro. El popular Mercado de Santiago (la plaza de abastos de Linares) se desplomó. Había estado casi 120 años en pie como uno de los emblemas monumentales de la ciudad y ayer, a las cuatro menos veinte de la tarde, quedó reducido a un montón de escombros. Allí hay 17 puestos de pescado, carne, fruta y verdura y alberga a cientos de personas cada día. La cubierta, que está a una altura de unos 10 metros, cayó sobre el inmueble, lo que hizo que se derrumbara el enorme muro de la calle Velázquez y parte de los otros, que dan a “Guillén”. Solo quedó intacta la fachada de entrada, por la calle Santiago, en la que todavía se lee Mercado de Santiago en unas letras de hierro que, curiosamente, hacía pocas jornadas, que se acaban de colocar.

Fueron momentos angustiosos. Pasadas las tres y media de la tarde, comenzó a diluviar sobre Linares. El agua venía acompañada de una ventolera. La Agencia Estatal de Meteorología registra, precisamente, a las cuatro menos veinte de la tarde, unas rachas de 60 kilómetros por hora. De repente, sonó un estruendo que se oyó en todo el centro de la ciudad. “Fue como una bomba. Tembló todo. La gente se empezó a levantar de las mesas y a salir para ver qué había pasado. Empezó a entrar tierra y polvo blanco. Era horrible”, cuenta Miriam Gómez, camarera del Bar Mañas Los Jamones, que está justo enfrente del mercado. Precisamente, este local es uno de los más populares y frecuentados de la ciudad. A esa hora, estaba lleno. Afortunadamente, como llovía, no tenía la terraza puesta. Otro milagro. No obstante, los escombros le entraron hasta algunas partes de la cocina. Afortunadamente, no hubo daños personales. “Salí del bar corriendo porque acababa de marcharse Evaristo (un compañero). Solo había escombros. Me subí a ellos y comencé a desenterrar y a quitar piedras. Vi que el coche suyo ya no estaba, por lo que quedó aliviado a ver que se había marchado. En cambio, había un vehículo con las luces encendidas. Empecé a quitar piedras hasta ver que estaba vacío”, describe Rafael Salido, otro trabajador del bar.

Pedro Muñoz acaba de dejar su coche en la calle Velázquez. Iba a bar a comer con su familia. Cuando salió, su vehículo estaba sepultado por casi dos metros de escombros. Solo hubo un herido leve, que estaba en el portal de la Cafetería Regina y que fue alcanzado por cascotes y tierra. Fue trasladado hasta el Hospital de San Agustín para una revisión, aunque entró a los vehículos sanitarios por su pie.

Pronto, las policías Nacional y Local y los Bomberos de Linares acordonaron la zona para garantizar la seguridad en la manzana. No se podía ni salir ni entrar a los edificios. De hecho, un bloque de viviendas de la calle Velázquez quedó aislado, ya que los escombros taponaron la puerta de entrada. Sin embargo, la prioridad absoluta era constatar que no había ninguna persona debajo de los escombros. La Policía y los Bomberos hicieron una inspección ocular. El propio alcalde, Juan Fernández, se puso un casco y también estuvo mirando por la zona. Sin embargo, en ese momento, la protagonista fue Lana. Se trata de una perra de salvamento especializada en encontrar a personas. Lana comenzó a recorrer el edificio derrumbado junto a su guía para intentar hallar a alguna víctima. Lo hacía como si fuera un juego. El animal se paseó por toda la zona devastada sin dar señal alguna, por lo que los equipos de emergencia comenzaron a respirar aliviados. Son cuatro calles que están en el centro de la ciudad y que son muy transitadas. Además, cuentan con bares cercanos muy frecuentados a la hora de comer, por lo que se temió lo peor. Sin duda, fue un auténtico milagro. Si hubiera ocurrido el sábado u otro día de la semana, hubiera sido una tragedia. Cientos de personas visitan cada día el Mercado de Santiago. Además, al lado hay un colegio y muchas tiendas de alimentación que registran una enorme actividad. Por suerte, era domingo y estaba prácticamente todo cerrado. Pasadas las siete de la tarde, máquinas pesadas comenzaron a retirar los escombros. Lo primero era constatar que no había nadie debajo. También era prioritario que los vecinos de un inmueble de la calle Velázquez, atrapados en su interior, pudieron salir. Hay daños en la Cafetería Regina y en Mañas Bar Los Jamones, ya que escombros entraron dentro de los locales. También en otros portales de la zona. El arquitecto municipal, Rafael Rascón, también acudió a la zona para marcar las directrices técnicas de los trabajos. La fachada quedaba en pie, al igual que el muro trasero y uno de los laterales. En cambio, el viento y la lluvia no cesaban. El Mercado de Santiago es un inmueble catalogado y protegido. Ahora está por ver si se puede conservar lo que queda.