El embrujo de la danza ecuestre

La raza del baile flamenco y la nobleza del caballo se funden al son de la música

17 mar 2019 / 11:22 H.

Sumergidos de lleno en el diverso escaparate que supone la Feria de los Pueblos de Jaén, la tercera jornada volvió a redescubrir lo mejor de esta provincia. Entre las numerosas actuaciones que tuvieron lugar tanto en el escenario principal, como en el patio exterior y en los propios pasillos del pabellón entre los estands, hubo una constante que representa todo un sentimiento de esta tierra.

La música flamenca tan característica de Andalucía y, por su puesto de Jaén, estuvo presente durante todo el día, pero tuvo su punto culmen con un espectáculo singular lleno de belleza y fuerza que trajo de la mano de Diario JAÉN y Rosetas Eventos 360º, con la producción de Leyenda Viva.

“Arte y Embrujo Ecuestre”, un trío singular y de gran talento compuesto por una bailaora y un jinete para un número en el que también es protagonista la nobleza e inteligencia del caballo. Elisabeth Romero es de Jaén y empezó a bailar con solo 4 años. Ha trabjado en la Escuela La Taranta, que ahora se conoce como El Tabanco, y participa en numerosos eventos festivos públicos y privados, así como en desfiles de moda mostrando todo su arte. El jinete, Gonzalo Cubillo, de Carchelejo, dedica su vida por y para los caballos. Comenzó a formarse como tal a los 9 años y está en continua formación. Se dedica a la doma de caballos y a la venta en España y otros países. El joven llegó a lomos del otro gran protagonista de la tarde, el caballo “Jilguero”, un animal que con seis años es todavía muy joven en esta disciplina. Aún así, el público disfrutó de su buena escuela, su doma, el brío, el talento y la conexión entre animal y jinete. No había mejor homenaje que comenzar con una maravillosa interpretación de “Jaén”, la conocida sevillana de Ecos del Rocío.

Los asistentes en el patio exterior del Ifeja enmudecieron para observar perplejos los movimientos de la bailaora con el animal en una muestra de profundo respeto entre ambos. Las altas temperaturas bajo el pleno sol del medio día no bastaron para que nadie se moviera de su sitio bajo el cobijo de las pocas sombras que había y las sevillanas dieron paso a la armonía de las notas del piano flamenco de la canción “Orobroy” para rematar una excelente faena.