Detenida una adolescente por maltratar a sus padres

Presuntamente, insultó, amenazó y agredió a sus progenitores solo porque le prohibieron salir de casa

25 ene 2017 / 11:33 H.

Se llama Nerea y hace muy poco que acaba de estrenar la mayoría de edad. Pese a su juventud, ya sabe lo que es pasar la noche en un calabozo. La joven fue detenida por la Policía Nacional el pasado fin de semana acusada de un delito de violencia doméstica. Presuntamente, agredió a sus padres solo porque le habían prohibido salir a la calle. La bronca que se montó en el domicilio familiar fue de tal calibre que la patrulla se tuvo que emplear a fondo para reducir a Nerea y llevársela a las dependencias de la Comisaría. La joven salió en libertad con cargos tras prestar declaración en el Juzgado de Instrucción número 2 de Jaén, en funciones de guardia durante esta semana.

Los hechos ocurrieron el pasado domingo por la tarde, según consta en la denuncia presentada por los progenitores contra su propia hija. En ella, los padres relatan que Nerea es una niña problemática desde que tenía 15 años, que ha protagonizado diversos episodios de agresividad contra ellos y que, incluso, ha sido castigada por ello. De hecho, se hace constar que la adolescente ha pasado varios periodos en centros de menores por delitos de malos tratos en el ámbito familiar cometidos cuando todavía no había cumplido los 18 años.

Lo que ocurrió el pasado domingo no fue una bronca distinta a las protagonizadas otras veces por Nerea. Lo que ocurre es que ya es mayor de edad y la Policía se la llevó detenida. Los propios padres fueron los que avisaron a la Comisaría de que no podían controlar a su hija. Dijeron que estaba fuera de sí. Hablaron de insultos, amenazas, de daños en los muebles e, incluso de agresiones físicas. El único motivo, según hicieron constar en su denuncia posterior, es que la joven les pidió salir a la calle para vender unas papeletas y que ellos no le dieron permiso. Cuando los agentes llegaron a la vivienda familiar, la joven estaba muy alterada. Los funcionarios vieron evidencias de pelea y, tras entrevistarse con los progenitores, decidieron llevarse arrestada a Nerea.

Este tipo de situaciones son cada vez más frecuentes en la provincia. Otros adolescentes como ella suponen un enorme quebradero de cabeza para sus padres, que se ven obligados a pedir socorro a las autoridades e instituciones, simplemente, porque no pueden con sus hijos. Llega un momento en que los progenitores no pueden más, se sienten incapaces de controlar a los adolescentes por sus medios y no les queda más remedio que pedir ayuda. El problema no es nuevo. De hecho, la Fiscalía de Menores lo menciona expresamente en varios informes, en los que critica, además, la falta de respuesta de la Administración: “Cada vez con mayor frecuencia se nos plantan padres a plantearnos los problemas de conducta que presentan sus hijos adolescentes y en demanda de ayuda”, escribió la fiscal de Menores, Pilar Sánchez Alcaraz, en uno de estos dictámenes.

La Memoria del Ministerio Público correspondiente al año 2015, la última que se ha publicado hasta el momento, recoge que se incoaron más de sesenta procedimientos en la provincia por casos de malos tratos cometidos por hijos contra sus padres. Son datos de la jurisdicción de Menores. La Policía Nacional también ha notado un incremento de estos casos y de las denuncias que llegan en la Comisaría. Ya no se trata de hechos aislados, como ocurría hace unos años. “Hay más concienciación de que no se pueden permitir este tipo de conductas”, asegura un agente con experiencia en el Servicio de Atención a la Familia (SAF) de Jaén.

Nerea ya es mayor de edad. Tiene dieciocho años recién cumplidos y lo que se juega en este procedimiento es algo más serio que un paso por un centro de menores. El delito por el que fue detenida puede acarrear penas de prisión. La joven quedó en libertad con cargos, a la espera de que se instruya la causa.

El “síndrome del emperador”

La última encuesta del Instituto de la Juventud que aborda las situaciones de conflicto señalaba que el 94% de los jóvenes entre 15 y 29 años “nunca” ha tenido enfrentamientos violentos con sus padres. Pero la realidad también muestra que los casos de menores que maltratan a sus padres —madres, en la inmensa mayoría— se han disparado en la última década, aunque en la mayoría de ocasiones se queden ocultos. Y las consecuencias son absolutamente devastadoras para las víctimas, pero también para el agresor.

Desde 2007, más de 17.000 menores de más de 14 años han sido procesados en España por agredir —física o psíquicamente— a sus progenitores durante la convivencia. El número de casos ha ido incrementándose desde 2010, aunque solo se puede hablar, advierte en su última memoria anual, de cierta “estabilización”, no de disminución. El de la vía penal es el último paso que suelen dar las familias. Y lo hacen ya casi sin aliento, cuando sus bienes o su propia vida corren peligro, rotas después de deambular durante meses años buscando una salida.

Los profesionales que trabajan para cambiar estos patrones de comportamiento agresivos coinciden en que este problema suele ir relacionado con deficiencias graves en el proceso educativo del adolescente. Esta conducta violenta también puede ser síntoma de un trastorno psiquiátrico.