Crece la “cultura de internet” para evitar estafas al comprar

La Guardia Civil advierte de las webs que ofertan productos a bajo coste

07 feb 2016 / 10:27 H.

Nunca en la historia de la humanidad hubo tantos canales de comercialización como ahora, en plena era “2.0”. Comprar en pocos segundos un pendiente, unas zapatillas de marca catalana y un cedé de una comparsa de Cádiz. Esta variopinta adquisición es posible —como cualquier otra— gracias a la Red. Basta con hacer clic y aportar datos personales: nombre, apellidos, dirección de envío y número de tarjeta o de cuenta corriente. El riesgo es, justo, ese: facilitar información sensible y caer en estafas de páginas “piratas”. La Guardia Civil explica a este periódico que “la cultura de internet” se consolida entre la ciudadanía. No hay datos exactos acerca de si los fraudes han aumentado o disminuido en los últimos meses, pero la valoración del cuerpo de Seguridad es que hay mayor alfabetización digital. O lo que es lo mismo, menos engaños.

El peligro más visual y notorio a la hora de comprar en la Red es encontrar un producto a un coste muy bajo. Hay que diferenciar entre las ofertas y “gangas” que esconden, en realidad, estafas. Fermín Cano, portavoz de la Guardia Civil, reconoce que “no hay un patrón claro” de cómo funcionan los fraudes digitales, pero sí advierte de que existen precios irrisorios de artículos que nunca tendrían ese valor en el escaparate de una tienda física. “Es cuestión de informarse y de sentido común. Si eres aficionado a la música, tienes una idea de cuánto vale un instrumento. O, en el caso de los teléfonos, está claro que no es creíble pagar, por ejemplo, treinta y cinco euros por un ‘smartphone’. Es imposible”, analiza. ¿Cómo detectar una página “pirata”? “Hay que tener cuidado con las web que imitan los logotipos de empresas conocidas. Es algo que ya ha ocurrido y que ha generado problemas”, agrega Fermín Cano, al tiempo que apostilla: “Estas malas prácticas no son nuevas, pero ahora se dan en internet”.

consejos. La Guardia Civil reseña, en su directorio electrónico, una serie de advertencias para evitar que los ciudadanos sean estafados. Uno de los apartados es el “timo de compra ‘on-line”: “Una página web anuncia un coche de alta gama. El vendedor afirma que no puede realizar la transacción porque, normalmente, no está en el país pero ofrece que un conocido suyo traslade el vehículo previo pago de dinero. El coche no existe y no se entregará nunca. La misma estafa puede tener por objeto cualquier bien o servicio (no necesariamente vehículos)”, reza la página de la Guardia Civil.

También están los fraudes de tarjetas de crédito: “Consiste en crear sitios webs, aparentemente auténticos, de venta de bienes inexistentes o de valor inferior al real, de entradas de conciertos falsas, espectáculos, citas deportivas (por ejemplo, en 2008, a través de una página de apariencia legítima se estafaron más de 50 millones de dólares en tiques falsos para las Olimpiadas de Beijing). El pago se realiza mediante tarjeta de crédito”. Un fenómeno, quizá menos conocido por su nombre, es el “hishing”: “Se realiza a través del correo electrónico o servicios de mensajería instantánea. Se intentan obtener datos sensibles de la víctima, no solo de tarjeta de crédito sino también claves y nombres de usuario para suplantar su identidad en entidades de crédito y tener acceso a cuentas de correo legítimas desde las que continuar la estafa”. Libertad contra seguridad. Como siempre.

“El uso de la banca ‘on-line’ ha aumentado”
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Ha observado lo que ya no es una percepción, sino un hecho: apenas hay gente joven en las oficinas de las entidades financieras. “El asunto de la banca ‘on-line’ supone el presente e, incluso, mucho más que el presente”, asegura Jesús Manuel Ramírez, director de la oficina financiera de BMN en Castillo de Locubín. “Casi todo el mundo tiene su aplicación para hacer transferencias y pagar recibos con el ordenador o con el teléfono. La afluencia a los centros físicos se ha visto mermada con los cajeros automáticos y la banca en línea. Excepto cuestiones más técnicas como el asesoramiento para productos de ahorro, el resto de operaciones básicas se puede resolver desde casa”, manifiesta.

¿Quiénes son los usuarios que prefieren la comodidad de sus móviles o computadoras para gestionar lo que tiene que ver con sus cuentas corrientes? “Cada vez son más. El servicio ‘on-line’ se ha extendido hasta, prácticamente, personas de cincuenta años. En la oficina ves a gente más mayor o que tiene un nivel académico precario”, abunda.

El comercio virtual crece a un ritmo vertiginoso. Es otra realidad incontestable. “Es curioso que hasta las madres nos llaman para preguntarnos qué es una tarjeta virtual o en qué consisten las transacciones a través de Paypal. Nos lo cuentan porque sus hijos compran ropa por internet”, manifiesta.

El caso de la tarjeta virtual es paradigmático sobre la seguridad en adquisiciones en la Red. “Se trata de asignar una cantidad determinada que, por lógica, suele ser menor que la que hay en una cuenta. Si alguien interviene la tarjeta, el dueño solo pierde esa cuantía”, añade. BMN tiene la aplicación “Mi compra”, una red social para conectar a marcas clientes del banco con particulares, sin riesgo de fraudes.

“Todo lo que facturo es a través de la Red”
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Es una voz con formación y conocimiento para opinar sobre la seguridad a la hora de mover dinero por internet. Rafael Martín Anguita, desarrollador web jiennense, trabaja para Estampable, una empresa que pone en contacto a diseñadores y particulares que adquieren artículos del hogar directamente desde el “portal” homónimo. “Todo lo que facturamos se realiza a través de internet”, expresa el “freelance” y socio capitalista de Estampable.

La experiencia desde que nació la empresa ha sido más que positiva en lo que concierne a la viabilidad de las transacciones. Hasta la fecha no ha habido problemas. “Nosotros usamos Paypal porque es una de las formas de pago más comunes entre los usuarios de la Red. Hay otras también muy extendidas, como es el caso de Mangopay, que tiene una herramienta práctica: permite a los usuarios operar con tarjetas de crédito como Mastercard y Visa”, expone Martín. A su juicio, que una persona asocie la cuenta corriente a la de Paypal es una opción “muy segura”. Solo hay que cerciorarse de que la contraseña es lo suficientemente “compleja” como para evitar que un desconocido la averigüe. ¿Por qué optó Estampable por la forma de pago en línea? “En primer lugar, porque solo tenemos un espacio físico en Granada que funciona más como lugar de recepción de los productos que como una tienda convencional. Y otro factor clave es que es lo más cómodo”, razona.

Rafael Martín, de veintisiete años, es de los que piensan que la innovación tecnológica propicia más cotas de libertad para el individuo. “Nuestra empresa no es concebible sin internet. Al menos no tendría la misma esencia. A mí me ha permitido crecer laboralmente”, concluye el desarrollador web.

La comodidad de WhatsApp frente al mayor celo de Telegram

Son dos de las aplicaciones de mensajería instantánea más empleadas por los usuarios de teléfonos inteligentes, WhatsApp y Telegram. Daniel Martínez, ingeniero informático consultado por Diario JAÉN, considera que la primera es más popular, pese a que la segunda tiene, al menos, un factor que abunda en la seguridad: en Telegram, si un usuario es agregado a un grupo, su número no aparece visible. La ventaja es evidente en los casos es que, por error, alguien es invitado a una conversación con gente que ni siquiera conoce.

“Hay una diferencia significativa entre ambas aplicaciones: las informaciones no van cifradas en WhatsApp, mientras que en Telegram sí, y usa servidores centrales”, afirma Daniel Martínez a este periódico. “La ventaja de Telegram es que, aunque el usuario borre la información, puede recuperar el archivo histórico de sus conversaciones”, precisa. “En WhatsApp pierdes los datos. A mi juicio, Telegram, que está inventada por una empresa rusa, es más seguro, pero depende de la empresa que lo lleva y sus servidores”, matiza el informático. Existe otra “app” de mensajes al instante que oferta mayores garantías a la hora de proteger los datos. Se trata de Signal. “En esta no hay servidor intermedio. Uno envía información y la recibe el otro. No hay posibilidad de que le llegue a un tercero. Es cifrada”, apostilla.

Martínez considera que no es ningún secreto el control de los Estados modernos por los datos que maneja la ciudadanía. “Con Wikileaks quedó demostrado que Estados Unidos tiene datos de todo”, dice. ¿Qué prefiere la gente, un gobierno que le dé garantías de máxima protección o de libertad en cuestiones privadas? “Creo que, en general, el ciudadano medio tiene poca cultura de seguridad. O no lo entiende bien o le da igual”, concluye.