“Ahorramos mucho dinero a las empresas y a las mutuas”

El detective Carlos Navarro admite que la competencia en el sector es “feroz”

29 ene 2018 / 08:55 H.

La contratación de detectives privados para las investigaciones de las compañías aseguradoras o de las mutuas es cada vez más común. Así como los particulares acuden a sus servicios para asuntos más personales, las empresas también se ponen en contacto con ellos para realizar una labor de “profundización” y obtener, así, pruebas gráficas de los defraudadores. “Ahorramos mucho dinero a las empresas y a las mutuas”, explica Carlos Navarro, responsable de la agencia Cúspide Detectives. Asegura que algunos les acusan de tener precios altos —pueden cobrar entre trescientos y cuatrocientos euros por un día de seguimiento—, pero lo justifica por el resultado final. “Hay personas que piden una indemnización de 300.000 o 400.000 euros por una lesión que provoca una incapacidad absoluta, incluso declaran necesitan la ayuda de otra persona para su día a día, por eso se debe analizar cada caso al detalle”, pone como ejemplo Navarro.

El detective jiennense admite que la competencia es “feroz” entre los compañeros de profesión. Muchos “tiran” los precios para ser contratados por las compañías aseguradoras, así que es complicado “hacerse un hueco”. Navarro detalla que su trabajo se centra en “grabar una serie de hechos con vídeo para que el juez decida, que es el que tiene la última palabra”.

La paciencia y saber pasar desapercibido son “básicos” para un buen detective. Su jornada laboral consiste en ocho o diez horas sin moverse y orinar en una botella de plástico, en el asiento trasero de un vehículo con las ventanas tintadas. Es la imagen real de un detective privado, que la gente tiene “mitificada”. “La gente no sabe cómo funcionamos realmente y muchas veces hasta se lo tenemos que explicar”, asegura Navarro. Son varias las cuestiones que debe tener en cuenta el investigador a la hora de realizar su tarea, y una de las más relevantes es el derecho a privacidad de la persona. “Todo lo que recogemos es con intención de presentarlo en un juicio y, en él, el abogado defensor hará lo posible por invalidar las pruebas presentadas, así que solo podemos tomar imágenes en zonas públicas, como la calle o algunos establecimientos”. Cuenta que en los pueblos pequeños es donde más difícil es trabajar. “Si estamos muchas horas aparcados en un sitio, puede crear sospechas y ya se ha dado el caso de algún vecino que se acerca a preguntar qué hacemos ahí”, relata. “Incluso con los propios familiares y amigos hay que tratar no dar demasiados detalles y ser discreto, no sea que me reconozcan durante una investigación”, declara Navarro, por lo que ha preferido no fotografiarse para este reportaje. “Mantener el anonimato es difícil, pero hay que intentarlo”.