Afecto a la Guardia Civil

La Comandancia celebra el día de su patrona con la mirada puesta en Cataluña

13 oct 2017 / 10:30 H.

Como siempre, la gente de Jaén supo dar el cariño que la Guardia Civil necesita en estos momentos tan delicados. Los aplausos y los vivas al Instituto Armado resonaron en el inigualable espacio de la Plaza de Santa María y lucieron en el acto castrense en honor a la Virgen del Pilar, la patrona del Instituto Armado. Una ceremonia que, como era previsible, tuvo una constante mirada hacia el conflicto catalán. El recuerdo hacia los 33 agentes destinados en la Comandancia de Jaén y que están, en la actualidad, desplazados a Cataluña estuvo en el ambiente. Su ausencia no solo marcó el tono de los discursos, sino también el desarrollo de los actos. El obispo Amadeo Rodríguez, en su homilía previa, había hecho referencia a la unidad de España, dentro de la diversidad que existe en el país, pero enfatizando que es un bien que es necesario preservar. Eso sí, frente al desafío a la Constitución, Jaén estuvo a la altura y ofreció su afecto más sincero a los más de 1.300 agentes que trabajan a diario en la tierra del mar de olivos. Y es que ser guardia civil es algo más que vestir el uniforme. Supone muchísimo más. Representa una forma de vida, una manera de ser y de estar. Un orgullo para los que forman parte de una institución benemérita con más de 170 años de historia y, sobre todo, para aquellas personas a las que sirve con honor, esfuerzo y sacrificio. La sociedad jiennense brindó ayer un aplauso a ese dignísimo buen hacer que, día tras día, muestra el Instituto Armado en la provincia. “Nos sentimos muy arropados por el cariño que nos transmitís con vuestra presencia y hoy más aún en estos momentos tan difíciles donde está en riesgo la estabilidad económica y social de toda España, en definitiva, el futuro de nuestras generaciones venideras”, recordó el teniente coronel, Luis Ortega Carmona.

El jefe de la Comandancia hizo de anfitrión de un acto que estuvo presidido por la subdelegada del Gobierno en Jaén, Francisca Molina, y el secretario de Estado de Hacienda, José Enrique Fernández de Moya. Fue una jornada de contrastes. Por un lado, añoranza por los que no están; por el otro, orgullo por los buenos resultados obtenidos un año más en pro de la seguridad pública. Y es que la Guardia Civil, que tiene más de 400.000 jiennenses en su demarcación, ha conseguido una de las tasas de criminalidad más bajas de España, con 19 delitos por cada 1.000 habitantes —la media nacional se sitúa en 43—. Resuelve seis de cada diez denuncias y genera una sensación de seguridad más que notable entre los jiennenses.

Frente a las autoridades civiles y militares de la sociedad jiennense estaban ellos, los artífices de esos buenos resultados. Oficiales y guardias que recibieron el agradecimiento de toda la ciudadanía a la que sirven con abnegación. Más de 50 agentes recibieron una condecoración para reconocer su profesión. Entre ellos, los que investigaron una trama de contrabando de tabaco, que permitió hacer la mayor aprehensión de picadura de España. Y también casi todos los miembros del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA), que han propinado varios golpes de importancia al tráfico de estupefacientes en la provincia, como las operaciones “Copernicus”, “Cantiplora” o “Mentesa”, entre otras. Entre los condecorados también estuvieron dos agentes que representan como nadie el dicho de que la Guardia Civil es pronóstico feliz para el afligido: rescataron a una familia de Santiago-Pontones, que quedó atrapada en un temporal de nieve cuando llevaban a su hija pequeña al médico.

Estos méritos son solo los frutos del trabajo callado y diario, una labor que protagonizan los más de 1.3000 hombres y mujeres desplegados por los 67 acuartelamientos de la provincia. Ellos atienden más de 156.000 incidencias de seguridad en aspectos tan diversos como los delitos contra la propiedad, la identificación de vehículos y personas, la normativa de aguas, cazas, residuos y vertidos, auxilios, malos tratos, actas por controles de droga, controles antiterroristas o el plan para la convivencia escolar, entre otras funciones.

Tras los discursos, llegó la hora de la emoción. Primero, con el tradicional homenaje a los caídos, a aquellos agentes que “no supieron vivir de otra manera” y que se dejaron la vida en acto de servicio. Después, llegó el desfile de las unidades. El broche de oro se puso con los himnos de la propia Guarida Civil y de España.

Una bandera nacional que refleja la unidad de España
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El relator pidió silencio y respeto para el izado de la gran bandera nacional que presidió los actos en honor a la patrona de la Guardia Civil. Agentes de todos los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, del Ejército y de la Policía Local portaron la insignia y la colocaron en el mástil al grito de “Viva España”. Fue un símbolo más de que el Instituto Armado es uno de los grandes garantes del orden constitucional.